El Alzheimer o el ictus son dolencias que provocan un deterioro cognitivo de distinto alcance en cada caso. Además, provoca alteraciones en el sistema propioceptivo que han de ser corregidas progresivamente con logopedia y fisioterapia. Para ofrecer una información más completa a este respecto, definimos a continuación qué es la propiocepción y cuál es su utilidad.

Definición

La traducción literal del término hace alusión a tener consciencia de uno mismo. En términos médicos, define a la capacidad que tiene el cerebro para saber dónde se encuentra, exactamente, cada parte del cuerpo. Gracias a esta información, conseguimos que el cerebro reaccione de forma adecuada ante cualquier estímulo, amenaza o actividad.

Así, gracias a la propiocepción podemos mantener el equilibrio, movernos de forma coordinada y mantener el estado de alerta, entre otras funciones que son esenciales para la rutina diaria.

Recuperación del sistema propioceptivo

El objetivo final es siempre lograr la recuperación neuromuscular. Si este sistema está alterado, el cerebro no envía la orden correspondiente a los ligamentos para que se estiren, lo que provoca lesiones diversas. Igualmente, tras un accidente cerebrovascular, vemos que el sistema nervioso pierde su eficacia, provocando la parálisis muscular, la atrofia y situaciones similares.

Los pacientes de las dolencias que mencionamos con anterioridad también tienen problemas sensoriales por lo que su cerebro pierde la capacidad de reacción e incluso buena parte de su actividad, como la capacidad del habla entre otras como la de la deglución.

Un fisioterapeuta y un logopeda son, por lo tanto, dos profesionales imprescindibles para conseguir que la procepción de un paciente de Alzheimer o de ictus sea la correcta. El proceso es largo, pero el resultado que conseguimos es siempre adecuado en lo que respecta a la calidad de vida de los que reciben este tipo de tratamientos y para evitar que los síntomas crezcan de forma exponencial.