La siesta en verano es uno de los clásicos de las vacaciones. Este pequeño descanso después de comer puede ser ademas, beneficioso para la salud. Así que, si perteneces al 58,2% de la población que afirma no echarse la siesta nunca, atento a nuestro post. ¡Te hará cambiar de opinión! Y es que, las jornadas continuas y las vacaciones pueden ser un buen momento para hacer de esta costumbre un hábito saludable.

¿Qué entendemos por siesta saludable?

Aunque cada persona tiene unas necesidades de sueño distinta, los expertos recomiendan que la siesta en verano no supere la hora de duración. Para ello, no adquieras hábitos que puedan hacer que este tiempo se te vaya de las manos. No es necesario ponerse el pijama para echar la siesta en verano.

Si acostumbramos al cuerpo a dormir dos horas después de comer, al volver de vacaciones podremos haber cambiado nuestros hábitos de sueño. De hecho, este es uno de los detonantes del síndrome post-vacacional.

Reduce el estrés

El beneficio más evidente de dormir la siesta en verano es que nos ayuda a desconectar del trabajo y la rutina. Numerosos estudios han comprobado que desconectar de todo, aunque sólo sea durante 30 minutos permite relajar el cuerpo y eliminar las tensiones.

Compensa la falta de sueño nocturno

Ahora que estamos en jornadas continuas, solemos levantarnos antes sin alterar la hora en la que nos acostamos. Una siesta en verano, compensa esa falta de sueño nocturno. Según un estudio realizado en 2015, la  siesta “podría restaurar los biomarcadores de salud neuroendocrina e inmune a niveles normales.”

Reduce el riesgo de cardiopatías

La Fundación Española del Corazón (FEC) asegura que la siesta disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. La falta de sueño incrementa los niveles de cortisol, hormona que debilita el sistema muscular e inmunológico.

Además, dormir la siesta en verano, ayuda a que se libere la hormona del crecimiento que, a diferencia del cortisol, estimula el sistema inmunológico y reduce la ansiedad.

Fomenta la creatividad

Solo por reducir nuestros niveles de estrés podemos decir que la siesta estimula la creatividad. Según un estudio realizado por la Universidad de Georgetown, la siesta estimula el hemisferio derecho del cerebro. Este hemisferio se relaciona con la creatividad y la imaginación.

Aumenta la productividad

Empresas tan pioneras como Google ya ofrecen espacios donde poder echar la siesta en la oficina. Y es que está comprobado que una persona puede rendir más después de comer si descansa durante 15 o 20 minutos. Tiempo que las grandes empresas consideran una inversión ya que consiguen empleados más productivos.

Si todavía no has adquirido esta costumbre, empieza a echar la siesta en verano y descubre sus ventajas. Una forma sencilla y saludable de desconectar de la rutina y el estrés.